Ben 10 Fan Fiction Wiki
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Pasado

El joven Ben de 10 años estaba despierto. Su estado físico era estable, pero no se podía decir lo mismo de su estado mental.

Se encontraba en una camilla aún canalizado con una solución intravenosa, el médico galván que trabajaba para los Plomeros pudo con la condición de él. Ben estaba sentado en la camilla abrazándose las piernas. Tenía una mirada perdida.

Fuera del consultorio el doctor le hablaba al Magistrado teniendo en mano una especie de tablet.

"Estará bien. Sus niveles sanguíneos de glucosa se encuentran dentro de los parámetros, lo que ha reducido la formación y utilización de cuerpos cetónicos… ¿Señor?", el galván se detuvo al percatarse que el Magistrado no lo estaba escuchando.

El Magistrado estaba frente al doctor, pero permanecía en silencio con ambas manos tras su espalda mirando al joven humano con preocupación a través de una ventanilla.

El galván pulsó algo en la pantalla del dispositivo que tenía en sus manos haciendo que este se deshiciera "Si considera necesario puede entrar a la habitación, aunque el chico no ha dicho una sola palabra desde que recuperó la consciencia". Se quedó esperando a ver que el Magistrado haría.

El Magistrado Gilhil miró brevemente al doctor galván y sin decir nada entró a la habitación.


Ben temblaba, aún estaba en shock. Desconocía lo que había pasado realmente, pero estaba muy seguro de que él fue quién causó la muerte del emperador.

El Magistrado comenzó a acercarse al chico en silencio. Se mantuvo así hasta que llegó a estar al lado de Ben, el chico aún no se percataba de la presencia de Gilhil.

"Toc toc" El Magistrado acababa de dar unos golpes suaves en la pared al lado de Ben captando su atención.

"¿Qué he hecho?", preguntó Ben en voz baja, lenta y algo apagada. Eran las primeras palabras que decía en horas. Aún permanecía mirando perdidamente hacia el vacío.

El Magistrado no estaba seguro de querer tocar el tema, aunque si se sentía preocupado por el chico "¿Me permites acompañarte un momento?".

La mirada de Ben se enfocó lentamente hacia el Magistrado.

El Magistrado se sentó en la cama al lado de Ben, haciendo un suspiro. No sabía por donde empezar "¿Cómo te sientes?", fue lo único que se le ocurrió.

Ben no respondió a la pregunta. Su respuesta fue agarrarse las piernas más fuerte y esconder un poco la cabeza.

El Magistrado comprendía la situación y la verdad era que no sabía como manejarla. "La vida puede ser dura, chico. Lo importante es saber manejarla e ir haciendo lo mejor con lo que nos da cada día".

Ben mantuvo el silencio.

"¿No piensas probar tu cena? No tenemos muchos humanos por aquí, así que esto fue lo más parecido a la comida terrestre que pudimos hacer". El Magistrado cambió el tema. Tomó el plato de comida intacta al lado de la cama de Ben.

"No.. no… no tengo apetito" dijo Ben con algo de nerviosismo y negación.

El Magistrado ignoró lo que el chico dijo y le puso el plato justo al frente "Si queremos progresar, debemos dar pasos hacia delante, no hacia atrás".

Ben miró al Magistrado y luego vio el plato. Sentía un fuerte nudo en la garganta, pero no podía negar que se sentía un poco persuadido.

"Anda", Insistía el Magistrado.

Con algo de inseguridad Ben tomó los cubiertos. No estaba seguro de querer hacerlo, la verdad era que no sentía muchos deseos, pero de alguna forma, la simple presencia del Magistrado le daba algo de calma.

Comenzó a probar la comida con desgano, la masticaba lentamente, no la sentía apetecible. La tragó con esfuerzo y miró al Magistrado.

El Magistrado lo miró y sonrió "Lo más difícil es comenzar, pero una vez que lo superas, se hará menos pesado".

Ben miró al Magistrado y luego volvió a mirar el plato, frunciendo el ceño, tomó otro bocado. Con cada bocanada que tomaba sentía que el nudo en su garganta se aflojaba. Fue cuestión de minutos para que Ben comiera a un ritmo aceptable.

El Magistrado tenía razón, lo más difícil había sido tomar el primer bocado.


El Magistrado salía de la habitación encontrándose nuevamente con el médico.

"Aviseme cuando vaya a darle de alta" decía marchandose sin detenerse.

El médico miró por la ventanilla al humano quien estaba acostado en la camilla más tranquilo y a su lado, en la mesa justo al lado, estaba el plato de comida vacío. El galván no lo podía creer, el Magistrado lo logró…

Estaba tan sorprendido que por poco olvida lo que tenía que decir. "Ahh, Magistrado….", decía el médico haciendo que Gilhil se detuviera de su rumbo. "Lamento arruinar el momento, pero debo informarle algo desafortunado… el Magistrado Hulka no logró superar sus lesiones. Con él ya van unas 148 defunciones".

El Magistrado Gilhil no volteó a mirar el médico. Sabía que tarde o temprano esa noticia vendría. Cerró los ojos y suspiró para luego continuar su camino.


Varios días han pasado del ataque. En definitiva, los Incursianos no volvieron a atacar ni nada al respecto, ni siquiera se volvió a saber de ellos desde entonces. La Magistrata y la Alta Corte habían asumido que ahora que el gran dictador y emperador Milleous había muerto, el imperio era libre. Tenían mucho que hacer entre lo que destacaba la coronación de la hija de él, quien sería la emperatriz más joven registrada. Habría que ver como ellos manejarían eso.

El joven Ben era respetado, pero a la vez temido. Los rumores de la forma en que todo aconteció se dispersaron por toda la galaxia en poco tiempo. Un niño humano había acabado con el imperio más fuerte y temido en cuestión de segundos. ¿Era una bendición o era una maldición? Algunos decían que un héroe había nacido, pero otros sostenían que una nueva amenaza se había alzado.

Los Plomeros discutían que harían con él. No podían devolverlo a la Tierra así por así, el joven podría correr peligro o él mismo serlo. Mientras tenga ese dispositivo en su muñeca lo debían mantener bajo sus miradas.

"¡Debemos quitarle el dispositivo, es un gran riesgo! ¿Vieron lo que le hizo al Emperador Milleous? Lo dejó hecho pedazos" Decía uno de los Plomeros.

"¿Quitárselo? ¡Sería un desperdicio! Podemos entrenarlo para usarlo de nuestro lado", vociferaba otro Plomero.


Mientras ambos bandos discutían el magistrado escuchaba desde la distancia. Él estaba recostado de una pared cruzado de brazos. Ben estaba a su lado, sentado en el suelo con unas esposas en las manos, mirando fijamente hacia abajo.

"¿Todo bien, chico?", giró ligeramente la cara para poder ver al humano.

Ben solo se encogió de hombros. Se mantenía en una posición baja, no levantaba la mirada. Ben escuchaba todo lo que decían respecto a él, pero no hacía nada. La verdad era que tampoco le importaba mucho.

El Magistrado entendió que ya había sido suficiente para Ben, mientras resolvían la discusión lo ideal sería que el humano estuviera apartado. Gilhil se despegó de la pared y comenzó a caminar "Sígueme, chico". Dijo con su voz serena y calmada. Era hora de que Ben cambiara de ambiente.

Ben no respondió, solo frunció un poco el ceño, pero obedeció. Se levantó del suelo y lo siguió.


Estaban en el comedor de los Plomeros. Se encontraban sentados uno al frente del otro sin dirigirse la palabra. Ben comía sin protestar, pero con algo de lentitud, seguía sin hacer contacto visual con su acompañante. El Magistrado se estaba tomando algo mientras lo observaba.

Los cadetes les pasaban por al lado, pero no les decían nada, sin embargo se sentían incómodos de ver al humano tan cerca de ellos. Ben sentía esas miradas sobre él, pero no le importaba, sabía que todo el mundo hablaba sobre él.

"Hoy estás callado, muchacho", decía con ironía el Magistrado. Trataba de comenzar una conversación con Ben, siempre lo intentaba, pero muy pocas veces lo conseguía.

Ben solo seguía comiendo, lo escuchó perfectamente, pero no le respondió.

El Magistrado suspiró con un poco de frustración y se estiró un poco cuando...

"Nunca me dijo qué pasó esa noche…". Llevaba días sin escuchar esa voz.

El Magistrado se rascó la barbilla y se puso algo pensativo. "No creo que eso importe, lo pasado, pasado está."

Ben hizo una ligera mueca, pero ahora que había hablado, sentía el impulso de seguir con el tema. "Cada vez que cierro los ojos… veo a ese alienígena frente a mi, cerca… muy cerca"

"Chico no…"

"Siento su sangre en mis manos y brazos clamando por lo sucedido", dijo Ben con algo de perturbación, pero con sinceridad, era la primera vez que hablaba sobre lo qye estaba sintiendo. Sus ojos se aguaron y se mordía el labio mientras trataba de contener sus emociones. Levantó la mirada e hizo contacto visual con el Magistrado, "No me diga que ignore la situación, porque, porque… ", se comenzó a quedar un poco sin voz, "me está devorando lentamente". Una vez que terminó de hablar, se abrazó a si mismo, dejó de comer y volvió a bajar la mirada.

¡Vaya situación! El joven humano había hablado después de varios días de silencio y esas fueron sus palabras. El Magistrado se sintió impotente ante esto, no sabía como manejarlo. Muchos colegas e incluso él mismo, han experimentado situaciones terribles que con tiempo y dedicación correcta, han podido superar. Ahora era diferente, este era solo un niño, un niño que había perdido practicamente todo y que había sufrido una experiencia que nadie nunca debería vivir.

El Magistrado suspiró, quizás era hora de que el chico supiera. "Te transformaste en un Petrosapien. Estabas ahí, pero a la vez era como si no fueras tú…". El Magistrado mantenía la seriedad, pero le era dificil ocultar un poco la cara de impacto al recordar la escena. "Todo pasó tan rápido… en cuestión de segundos el Emperador había muerto atravesado por un cristal puntiagudo que hiciste con tus brazos".

Mientras escuchaba al Magistrado se miraba ambas manos, lo que él decía concordaba con algunas visiones que había tenido. Cerró los ojos y los puños mientras suspiraba con fuerza. Él no era capaz de hacer algo semejante, no bajo su propia voluntad.

Hubo un momento de silencio.

"¿Qué pasará con ella?"

"¿Perdón?", preguntaba confundido el Magistrado.

"La niña, la que corrió para ver al emperador", dijo con la voz algo quebrada.

El Magistrado comprendió que se refería a la princesa Attea. Desafortunadamente el chico recuperó su consciencia para ver que el emperador era padre de una pequeña e inocente niña la cual él acababa de dejar huérfana.

"Seguro que su cuidador se está haciendo cargo de ella. Solo esperemos que ella no sea como su padre y…"

Ben se acababa de levantar de su asiento y saltar directo a los brazos del Magistrado. Lo abrazó con fuerza mientras escondía su rostro en el pecho de él.

El Magistrado no dijo nada, fue algo inesperada esa reacción. Desconocía que hacer, pero solo pudo reaccionar envolviendo al joven humano con sus brazos.

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